
2023. Vidrio soplado y metal.

«En 2023 cuando nuestras relaciones públicas e íntimas parecen estar casi sublimadas al campo de lo virtual y cuando la esfera de lo público es cada vez más cuestionada, debemos preguntarnos en qué modo la escultura puede ser un reflejo de la disolución de todo lo que hasta ahora dábamos por sentado.
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Penetrable, de Soto, nos recuerda algo tan simple y que, sin embargo, no siempre percibimos, como que la vida nos desgasta. Así lo que encontraremos en estas salas son obras, digamos miedosas en cuanto dan por perdida la batalla del tiempo, no pretenden en la mayor parte de las ocasiones perdurar, sino que, al contrario, se presentan como reflexiones urgentes sobre la fragilidad de lo material y del propio espacio.
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Así el yeso, el papel maché, lo textil, pero también las fibras plásticas y el vidrio hacen lo que hace habitualmente la escultura: ocupar un espacio y presentar toda su carga ideológica. No olvidemos que hasta la evasión apelando a lo estético es una actitud política, pero lo hacen en un espacio que se resiste a perder su dimensión pública, el museo, como reducto de lo que aún aspiramos sea un foro de desacuerdo cordial.»
Extracto del texto de sala firmado por los curadores de la exposición Néstor Delgado y Gilberto González.
«In 2023, when our public and intimate relationships seem to be almost sublimated to the field of the virtual and when the public sphere is increasingly questioned, we must ask ourselves in what way sculpture can be a reflection of the dissolution of everything we have taken for granted until now.
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Penetrable, by Soto, reminds us of something so simple and yet we do not always perceive, as that life wears us out. So what we will find in these rooms are works, let’s say fearful in that they consider the battle of time as lost, they do not pretend in most of the occasions to last, but on the contrary, they are presented as urgent reflections on the fragility of the material and of the space itself.
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Thus plaster, papier-mâché, textiles, but also plastic fibers and glass do what sculpture usually does: occupy a space and present all its ideological load. Let us not forget that even the evasion appealing to the aesthetic is a political attitude, but they do it in a space that refuses to lose its public dimension, the museum, as a redoubt of what we still aspire to be a forum for cordial disagreement..»
Excerpt from the hall text signed by the curators of the exhibition Néstor Delgado and Gilberto González.



